La Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País
Por: Odón Ulibarrena
Lo primero que deseo dejar BIEN claro es mi objetivo de ofrecer unas notas acerca de la obra que aglutinó a cientos de Amerikanuak y Europakuak que no están reflejados en el concepto contemporáneo de Diáspora Vasca. En modo alguno pretendo valorar dicha Sociedad ni mucho menos juzgar moralmente a sus miembros, no solo porque no me compete como antropólogo sino porque considero que debemos fijarnos en los aportes positivos, los cuales fueron abundantes.
Vizcaínos…
El famoso filósofo alemán, Goethe dijo: “No basta con saber, hay que aplicar el Saber. No basta con amar, hay que Obrar”. Instruido por Víctor Hugo en el conocimiento del Pueblo Vasco, estimuló al no menos famoso y polifacético fundador de la Universidad de Berlín, Alexander Humboldt para que viajase a nuestro País y después de hacerlo en dos ocasiones, escribió:
“En México, como en Perú, en Caracas como en la isla de Cuba, se oye decir diariamente a alguno que anda descalzo “ese blanco tan rico, ¿creerá que es más blanco que yo?” …Todo vizcaíno dice que es noble; y como existen más vizcaínos en América y en las Filipinas que en la Península, los blancos de esta raza han contribuido no poco a propagar en las colonias el sistema de igualdad de todos los hombres… Vizcaya es el único país que he visto en que la cultura intelectual y moral sea verdaderamente popular… En casi todos los otros países el pueblo no es sino una masa inerte”.
“La Muerte no es de tanto temer como los remordimientos”
El denominado último corsario vasco, Ixtebe Pellot (1765-1856), nacido en casa Azpikoeta de Hendaya, el hombre capaz de rechazar el mando de las armadas inglesas y francesas que tanto Welington como Napoleón I le ofrecieron, tenía un lema: “todo por la Patria pero nada para las facciones” y según el capitán Duvoissin, le gustaba decir: “la Muerte no es tanto de temer como los remordimientos”. Hombre de arrojo y valor que según se mire, rayaban en la genialidad o la locura, tenía 83 años al proclamarse la II República Francesa y al salir de misa, junto al cementerio, dirigió estas palabras a sus amados convecinos que tanto le admiraban y respetaban: “
“Os hablan de igualdad pero el Creador, nuestro maestro en todo, por doquier ha establecido la desigualdad: ha hecho al grande y al pequeño, al débil y al fuerte, ha querido que fulano sea inteligente y fulano idiota, que este viva mucho tiempo y aquel muera antes de la edad. Y sostengo que Dios ha hecho todo eso en su gran sabiduría. Es en vano que el gobierno provisional decrete la igualdad; no puede derogar el decreto del cielo. ¡Aquí, aquí solamente reina la igualdad! ¿Quién me dirá si estos restos pertenecen a un rey o a un esclavo? Esclavo o rey ha sido juzgado según sus obras.”
Con este pequeño prolegómeno he querido exponer concepciones populares emanadas del Gizabidea porque creo que la influencia moral de los enciclopedistas franceses sobre personajes vascos vinculados a la Bascongada está sobre dimensionada en detrimento de valores morales emanados del Gizabidea.
Idiakez-Munibe
Cualquier asunto propuesto por un Diru’andiki de la saga Idiakez-Munibe debería ponernos en guardia, pero los pelos se ponen de punta si el principal impulsor, Xabier María, describe a Carlos III de Borbón, rey de Castilla (y un montón de lugares más), como: “…protector de todo lo bueno, nacido para lo más sublime…un Padre…que hace su gloria de la felicidad de sus vasallos…”.
¿El apoyo de los Jesuitas a lo que algunos historiadores denominan “motines populares” (de Esquilache, Matxinada de 1766, etc) no fue el motivo principal para que dicho rey Borbón expropiase sus bienes y desterrase a sus miembros? ¿No disolvió de un plumazo la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, integrándola en la de Filipinas? Nunca mejor dicho “¡lo que mal empieza, mal acaba!” ¡En fin!
Saber que la mayoría de los socios fundadores (Agirre, Corral, Egía, Lili, Moyua, Samaniego, Otazu, etc) tenían vínculos sanguíneos con la familia Munibe-Idiákez amerita empuñar la lupa para examinar los objetivos y el desarrollo de los hechos pues la historia documental demuestra que la fortuna económica de dicho grupo familiar creció gracias a la monarquía de Castilla:
“…el núcleo duro de los socios de número de la Bascongada corresponde a familias de las provincias vascas vinculadas a la monarquía hispánica…”
(en palabras de JM Imizcoz y Daniel Bermejo).
El exitoso resultado de haber aplicado con rigor el Gizabidea, que es el trazador cultural etnológico vasco, al estudio de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas me sugirió hacer lo mismo en el caso de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Con rapidez aparecieron las diferencias entre promotores y realizadores. ¿Cuánto habría podido aprender Manuel Ignacio Joaquín Antonio Ramón José Nicolás de Altuna y Zuluaga de la amistad que su aita, Manuel Ignacio de Altuna y Portu Korta Ozaeta (1722-1762) mantuvo con el hiper valuado Jean Jacques Rousseau?
Ser socio de la Enciclopedia de d’Alembert y Diderot (25 suscriptores en Gipuzkoa, superando al resto de la península) y corresponsal de Voltaire no le quitaba un ápice de III Marqués de Narros a Joaquín María Antonio Ignacio Javier de Egia y Agirre, aunque ser condenado por la Inquisición en 1768 es un honor a tener muy en cuenta.
Poner a la disposición de la Real Sociedad Bascongada 100.000 pesos y el palacio familiar azkoitiarra de Insausti dice algo a favor del VIII conde de Peñaflorida pero pretender que fue el “alma mater” de la Bascongada implica severos riesgos de inexactitud documental, del mismo tenor que cuando se afirma que Sabin de Arana y Goiri fue el fundador del Nacionalismo vasco, despreciando el aporte del jesuita Manuel de Larramendi (1690-1766). Sería muy conveniente conocer la identidad del tolosarra “Pepe” que firmó la carta (archivo de Mugartegi) dirigida al Diru’andiki el 26 de febrero de 1756:
“…Pudiera V. M. (aun alguna vez tengo significado) formar una compañía con los Ams. de essa Villa y la de Azpeitia, y señalar uno que fuese (digamoslo assi) corrector, y se podría de esta manera presentar a la Junta un volumen vistoso… Vm. es el Vize-Jefe de la proxima, y su honor se interessa en dar á ella un monumto inmortal, y glorioso para los que fuessemos de la Sociedad. No discurro otro medio, ni quisiera que dejara Vm. de tomar de veras.”
Y hay mucho más al respecto: ¿qué podremos pensar de la no difusión de las propias palabras del “alma mater”?
“…Jamas se ha visto en el bascuence junta, una nobleza tan lucida y numerosa. Bizcaia, Alava, Navarra, Castilla, Guipuzcoa, y aun Francia contribuieron con un grande golpe de la mas brillante que les distingue. La hermosa variedad de las fiestas, el termino de cinco dias que duraron, tenian embelesado el lucido concurso, y la frecuencia con que juntaron a los Cavalleros forasteros, los repetidos combites de los de Bergara, ya en una, ya en otra mesa, prestó la deseada ocasion, de cimentar esta grande obra… Aprovechose el celo de ella, y sugirió la antigua ydea del establecimiento de una Sociedad. Quando se quiere de veras una cosa, no se malogra ocasion alguna de procurarla. Así, la satisfaccion misma que tenian y mostraban los Caballeros de verse juntos, fue la que sirvio a establecer esta noble idea… No fue menester mas, para que tomase cuerno el pensamiento, comunicose de unos á otros, y antes de quarenta y ocho horas estavan asociados diezyocho Caballeros de la primera distincion.”
Capítulo 2, Historia de la Bascongada, manuscrita por el VIII conde de Peñaflorida, citada por don Julio de Urkijo.
Tampoco estaría de más indagar las razones que motivaron la inclusión del siguiente párrafo, en la página 10 del Registro de Actas de las Juntas Generales de Guipúzcoa, correspondiente a 1765:
“El caballero procurador de la villa de Motrico dijo que hasta dar parte a su república y saber sus intenciones, no expresaría su voto en este particular (proyecto de Academia), que protestaba este decreto y pedía certificación. Y la Junta mandó se le dé.”
De todos modos, me gustaría conocer la opinión del triunvirato impulsor acerca de una de las máximas de sus admirados enciclopedistas franceses: “Todo para el pueblo pero sin el Pueblo”. Su comportamiento durante la Matxinada auzokrátika de 1766 dejó mucho que desear, pero el de sus herederos, comprando propiedades comunales que los pueblos se vieron forzados a vender para pagar los impuestos revolucionarios que les aplicó el ejército francés, no solo fue INFAME sino que trajo consecuencias tan funestas como los asesinatos de unos 3.000 navarros a manos de los nava-ricos en el verano de 1936, por la reclamación justiciera de aquellas fraudulentas ventas de tierras comunales.
No voy a entrar a debatir sino a exponer datos contradictorios relacionados con fechas fundacionales de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País:
“Constituída ya la Sociedad, se celebró una reunión preparatoria en la Casa Palacio de Insausti, en Azcoitia, el 24 de Diciembre de 1764, en la que convocaron otra que tuvo lugar en Vergara el 6 de Febrero de 1765. A esta acudieron el Conde y los amigos Montehermoso, Mugartegui, Otazu, Mazarredo, Aguirre, Vizconde de Ambite, Olano, Lili, Berroeta, Samaniego, D. Miguel Ignacio y D Miguel José de Olaso, miembros de número y el agregado Gamarra. Los congregados felicitaron con entusiasmo a D. Juan de la Mata Linares, Colegial del viejo Mayor de Salamanca, que vino desde esta ciudad, desafiando los rigores de la estación y las incomodidades de tan largo viaje.” Julio de Urquijo
En el año de 1764, veinte antes del fallecimiento de Amenabar, las Juntas Generales de Guipúzcoa, reunidas en julio de ese año en la villa de Azcoitia, vecina a la natal de nuestro Factor, aprobaban el proyecto que don Xabier María de Munibe e Idiáquez, conde de Peñaflorida, había presentado a las mismas como
«Plan de una sociedad económica o Academia de Agricultura, Ciencias y Artes Útiles y Comercio, adoptado a las circunstancias y Economía particular de la M.N., y M.L. Provincia de Guipúzcoa». Vicente Amézaga.
“Los orígenes de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, fundada en 1764, fueron las tertulias que se celebraban en el palacio de Intsausti, en Azkoitia, bajo el impulso del conde de Peñaflorida, Xavier Mª de Munibe. A este grupo de ilustrados y especialmente a Peñaflorida, se debe la elaboración del Plan de una Sociedad económica o academia de agricultura, ciencias y artes útiles y comercio, presentado en las Juntas Generales de Gipuzkoa, en 1763,…”
Monserrat Gárate Ojanguren para la Página Web de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País – Euskalerriaren Adiskideen Elkartea.
La Cédula de Carlos III de Borbón otorgando su patronato a la Bascongada está fechada el 8 de abril de 1765.
Dejando a un lado los pelillos que a la mar dejan caer los historiadores documentalistas, echemos una ojeada a las obras de la Bascongada porque es lo importante. Para empezar, digamos que dicha Sociedad fue la primera de la monarquía borbona (la segunda se fundó en Madrid el año 1775) y que todavía está vigente: 254 años. Además de las comisiones en cada una de las provincias, tiene dos delegaciones: la Delegación en Corte, tal y como fue concebida en sus orígenes, y la otra en Méjico, dada la importancia que también tienen hoy, como en el siglo XVIII, los socios de aquel país. De los 868 socios que tenía la Sociedad el año 1775, 500 eran Mexikanuak, 63 Kubanoak, 78 Peruanoak (46 en Lima y 32 en Arequipa), incluyendo dos virreyes, Guirior y Jáuregi. Algo similar sucedió en Argentina y hubo socios incluso en Filipinas, así como en Francia, Madrid, Cádiz y Sevilla. En 1793, de los 1.630 socios, 82,5% residían fuera de Euskadi.
A pesar de los aviones y comunicaciones digitales online, la denominada Diáspora Vasca contemporánea no pudiera ni tan siquiera soñar con esbozar una obra de magnitud semejante: ¿por qué?
En los laboratorios del Seminario de Bergara, los hermanos Elhuyar aislaron un nuevo metal, el Tungsteno-Wolframio. Es de color gris acerado, muy duro y denso, tiene el punto de fusión más elevado de todos los metales y el punto de ebullición más alto de todos los elementos conocidos. Se utiliza en filamentos de bombillas, electrodos no consumibles de soldaduras, resistencias eléctricas y en la fabricación de aceros especiales, aleado con el acero. De sus 100 alumnos, 65 eran Amerikanuak: 31 cubanos, 21 mexicanos y 13 peruanos.
Don Julio de Urquijo resume las actividades que recibieron primera atención: “La clasificación y análisis de las tierras, la determinación del género de cultivo que pertenece a cada una de ellas; el estudio de los abonos; el de los arados y layas; la explotación del lino, cáñamo, lana, seda; el mejoramiento del ganado vacuno, y caballar; el fomento de las colmenas; el establecimiento de nuevas fábricas y el desarrollo del comercio; el abaratamiento de los artículos de primera necesidad y en especial del carbón; el perfeccionamiento de las herrerías; la higienización de las viviendas y la construcción y buen entretenimiento de los caminos eran los problemas que entretenían en un principio a los Amigos del País, sin olvidar, sin embargo, el cultivo de sus relaciones sociales, lo que había de permitirles extender el campo de su influencia en los centros de la Corte y Gobierno.
Xabier de Amézaga añade datos interesantes: “Comprendieron ellos muy bien que, para que la empresa progresase, se necesitaba del concurso de profesores extranjeros y así llamaron al destacado físico francés Francisco Cha-vaneux, que dictó, en el Seminario de Vergara, fundado por los Amigos del País, clases de física experimental y lengua francesa. Otro ilustre profesor del Seminario fue el químico, también francés, Luis José Proust, nacido en Angers en 1754; Profesor de Mineralogía, fue allí el egregio químico Fausto de Elhuyar y Subiza, de estirpe vasca, como sus apellidos lo proclaman, aunque nacido fuera del país, en 1775, que ejecutó en dicho seminario con el tungsteno dos valiosos experimentos: el primero de ellos la obtención del tungsteno separándolo del ácido túngstico del wolfram por el procedimiento del carbón; y el segundo, la comprobación de que, en efecto, era un nuevo metal el ácido desconocido hallado por Sebéele en el tungstato calcico, como ya Bergman lo había sospechado. Y establecidas relaciones de amistad con diversos sabios del continente europeo, se consiguió que los que no pudieron venir al País Vasco a dictar cátedras de sus especialidades, comunicasen, al menos, con la Sociedad, habiendo sido miembros de ella los escoceses Blak y Robertson, de la Universidad de Edimburgo; Charles Burgoine, director de la fábrica de Carrón en la misma Escocia; Morvean, profesor de Química en Dijon; Arset, del Colegio Real de Francia; Guignon, correspondiente de la Academia Real de Ciencias de París; el jesuíta Luis Belot, ex profesor de Matemáticas en Perpignan; el abate Diquemare, profesor de Química Experimental en París, etc, etc.”
No eran los Amigos del País una de tantas inocuas sociedades de literatos —sin que ello quiera decir que no contaron en su seno con distinguidos hombres de letras como el fabulista Samaniego, el historiador Landazuri, el erudito Prestamero, etc., etc.—, sino que se distinguen especialmente, por haberse dedicado con particular ahínco al estudio y solución de cuestiones de común utilidad, poniendo todo su conato en el perfeccionamiento de los métodos agrícolas, ganaderos e industriales del país con memorias técnicas impresas, concursos de peritos, asesoramientos gratuitos y recompensas pecuniarias a los inventores, ya científicos, ya experimentales.
Ciencia versus Evangelio
A la vista de las acusaciones y burlas documentadas, es evidente que la Bascongada integró seres humanos partidarios de los métodos científicos para el progreso del ser humano, enfrentando a los eclesiásticos anclados en el postulado: “Después del Evangelio el hombre no necesita más conocimientos”. Ente otras materias, impartieron clases de física experimental, mineralogía, química, matemáticas, dibujo, estadística, poesía, idiomas (Eskuara incluido), danza, música oral e instrumental, filosofía, ética, Fueros Vascos, fundamentos de religión, gimnasia y esgrima.
Se fomentó la difusión de nuevos métodos de cultivo y de arboricultora; empleo de abonos y mejoras en aperos de labranza. Estableció industrias para la fabricación de queso, mantequilla, seda, lana, apicultura, etc. Se laboró en la introducción de variedades forrajeras como la alfalfa, trébol, hojas de zanahoria, raíces como el nabo y la remolacha, hoja de la acacia como alimento estimulante de la producción láctea vacuna, mejoras en la elaboración y crianza de vinos, el valor alimenticio de la patata; etc.
La industria del acero
Según Vicente de Amézaga: “ No podía descuidar la Sociedad la explotación del hierro, típica industria del país, que se esforzó por perfeccionar. En Vergara instaló también la Sociedad el primer horno de acero, construyó una nueva máquina para la fabricación del papel y sus generosas actividades se extendieron, en fin, vastamente en todas las direcciones, desde los estudios favorables a la inoculación de la vacuna con un «Tratado práctico y theórico» sobre la misma, hasta proyectos en gran escala para favorecer la facilidad de comunicaciones, como aquél estudiado por la Sociedad en 1786 relativo a la canalización del País Vasco occidental, desde el Ebro hasta Deba, por medio de los ríos Ebro y Zadorra.
Una sociedad del conocimiento
En las publicaciones de la propia Sociedad, tenemos el mejor testimonio de sus proyectos y realizaciones. En 1768, los Amigos del País editaron el «Ensayo de la Sociedad Bascongada de los Amigos del País» que contiene nociones de agricultura, economía, industria, arquitectura, conservación de caminos, etc. Posteriormente se publicaron los «Extractos», desde 1771 a 1793, integrando 23 volúmenes, debidos a la investigación de los socios numerarios, supernumerarios y profesores de las doce comisiones que debían celebrar reuniones semanales desde noviembre a junio. A Peñaflorida y sus colaboradores, no les faltaban precedentes nacionales como el del ilustre Huarte de San Juan y otros— que estaban lejos de admitir el predominio de la teología sobre las ciencias físico-naturales. El catolicismo estableció una muralla hacia las ansias de bienestar terreno, mediante el desarrollo de las riquezas materiales, alcanzables por medio de los avances en la agricultura, comercio e industria.
Mucho de bueno aportó dicha sociedad en ámbitos como la minería, botánica, química y agricultura. La síntesis de Isabel Pellón González me parece adecuada: “Todos los protagonistas de la historia de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País y su Seminario trabajaron mucho, muy duro y muy bien. A la vista están sus resultados; sus desvelos lograron unos frutos deslumbrantes, pero también sirven de modelo en otros aspectos de la vida: el valor del trabajo bien hecho, la recompensa que siempre tiene el esfuerzo, la importancia de la palabra dada y del sentido del honor, así como la responsabilidad ante los compromisos…”